La agresión militar rusa contra Ucrania ha cambiado radicalmente la situación de la seguridad mundial. Para las fuerzas armadas europeas, la disponibilidad operativa está ahora más que nunca en el centro de los debates sobre políticas de seguridad, un objetivo que ha ganado en urgencia con los últimos desarrollos vividos en EE.UU. Sin embargo, a menudo las fuerzas armadas solo disponen de tecnologías obsoletas cuya modernización se ve obstaculizada por los tradicionales largos ciclos de compras y los presupuestos de defensa limitados.
Un informe de la OTAN muestra que el equipamiento actual de muchos de sus estados miembros van 20 años por detrás de los estándares tecnológicos actuales. Esto pone en peligro la capacidad operativa de los soldados y hace que sufran riesgos innecesarios. La industria podría ofrecer soluciones rápidas en muchas áreas y garantizar la seguridad de suministro.
Thomas Meyer, experto en ropa y equipos militares de W. L. Gore & Associates, expone cuatro impulsos de la industria para acelerar los procesos tomando como ejemplo el equipamiento y la ropa.
1: Protección modular para un amplio espectro operativo
La guerra terrestre ha retornado a Europa y trae consigo nuevos retos para la defensa nacional de los estados europeos, retos que ya han comenzado en el flanco oriental de la OTAN. Los soldados deben operar cada vez más en climas fríos, húmedos y árticos donde la sostenibilidad depende de un sistema de ropa modular que proteja del frío y la humedad. Al mismo tiempo, las operaciones en regiones calurosas siguen formando parte del espectro de intervenciones.
Capas aislantes y funcionales combinables de forma flexible son esenciales para superar condiciones climáticas extremas. Ejemplos exitosos de un sistema de este tipo es el Nordic Combat Uniform (NCU) en Escandinavia, el DOKS de los Países Bajos, el KBS SK del ejército alemán o el sistema de indumentaria de nuevo diseño de la marina alemana.
La adaptación se efectúa mediante capas rápidamente sustituibles, que se pueden adaptar al clima correspondiente con un esfuerzo logístico reducido. Un sistema modular no solo es eficiente, sino que garantiza también que los soldados permanezcan operativos y protegidos de manera óptima en todas las condiciones climáticas.
Un sistema de ropa bien configurado en cuanto a compatibilidad, adaptabilidad y uso de materiales elásticos aumenta la movilidad de cada uno de los soldados y, por tanto, la de la tropa.
Además, el uso de materiales difícilmente inflamables puede proteger a los soldados de quemaduras. Por eso, es indispensable la protección ante estas amenazas constantes en el campo de batalla; sin embargo, esta no debe ir a coste de la movilidad y el confort. Solo soldados bien protegidos y con una alta movilidad disponen de una mayor capacidad de combate y mejores opciones de volver a casa sanos y salvos.
2: Cooperación más allá de las fronteras
Muchos estados europeos son demasiado pequeños para actuar unilateralmente en compras militares. Aun cuando el esfuerzo de coordinación sea alto, la compra conjunta ahorra tiempo, costes y recursos humanos, como lo demuestran los programas de armamento multinacionales en aviones o tanques.
Esto es aplicable también a la ropa, donde la confección y los materiales estandarizados pueden ayudar a que soldados de diferentes naciones puedan cooperar sin problemas. El alto nivel de estandarización asegura la interoperabilidad entre las fuerzas armadas, facilita el intercambio de artículos y aumenta la flexibilidad en la logística. Si bien esta idea es correcta en teoría, es difícil implementarla en la práctica. El Nordic Combat Uniform es un modelo exitoso del segmento de la ropa en el que también participa la división GORE-TEX Professional Fabrics. El futuro demostrará si este proyecto transnacional es también secundado por otros países.
3: Ropa y equipo actualizables
«You train as you fight». Los ejércitos de la OTAN están modernizando sus equipos a marchas forzadas para proteger lo mejor posible a sus soldados. Si bien la compra rápida de las tecnologías disponibles en el mercado está ayudando a cubrir rápidamente la falta de existencias, esto debería realizarse integrando las innovaciones que ofrece la industria, ya que muchos sistemas actuales llevan un gran retraso tecnológico: de 10 años en las fuerzas especiales e incluso de hasta 20 años en la tropa común. En interés de los soldados resulta evidente que el objetivo debe ser reducir siempre de cinco a diez años este retraso en materia de innovación, ya que esto significa una mejor protección.
Por ejemplo, la ropa protectora contra la humedad utilizada por la tropa suele estar anticuada, pero actualmente existen materiales modernos que podrían ofrecer un confort mucho mayor con un menor peso y una mayor libertad de movimiento.
Esto se podría garantizar mediante cláusulas de innovación acordadas contractualmente con los proveedores, que se responsabilizarían de suministrar actualizaciones periódicas para mantener la ventaja tecnológica. En el área de la ropa, esto podría implementarse con sistemas de alta tecnología, como protección contra la humedad o sistemas modulares de ropa de combate, y complementarse con elementos individuales. Y es que solo una ropa modernizada continuamente puede garantizar la superioridad a largo plazo de los soldados en combate. Y esto es tan cierto en el presente como en el futuro.
4: Pensar como un soldado
En una compra de material militar, el soldado y sus necesidades ocupan siempre el centro de atención. El principio básico «pensar desde el punto de vista del usuario» es una realidad patente. Los soldados están integrados desde el principio y de forma estrecha y continua en el proceso de adquisición. De ese modo, se puede conseguir que las compras sean acordes a la realidad operativa de los soldados y que estos reciban la ropa y el equipo que realmente necesitan para cumplir sus misiones. De ahí que los soldados deban tener un claro derecho de voz y voto en las compras.
Un buen ejemplo de ello es el equipamiento del ejército alemán con el nuevo concepto de botas militares pesadas y ligeras. Los soldados pueden elegir botas con distinto ajuste y diseño entre diferentes modelos de fabricantes de renombre. Desde que se introdujeran estas botas hace unos 15 años, el molesto tema del ajuste, la comodidad y la humedad o el frío en los pies ya es cosa del pasado. Y es que el mejor equipo es aquel que tiene en cuenta a quien lo utiliza todos los días. Y esta es la clave para la protección y la capacidad combativa en cada situación.
Conclusión
En un mundo donde los riesgos de seguridad aumentan constantemente, los procesos de compra deben ser tan rápidos como las amenazas que se van produciendo. Sin embargo, los soldados necesitan más que un equipo moderno; necesitan la confianza de que sus equipos avanzan al ritmo de los desafíos y las innovaciones tecnológicas. Modularidad, capacidad de innovación, cooperación internacional y orientación operativa señalan el camino. Las compras de material militar ofrecen así la seguridad de los soldados, que garantizan nuestras vidas con las suyas.